sábado, 15 de diciembre de 2018


Existen muchas maneras de fracasar a la hora de emprender. Muchos emprendedores detienen sus emprendimientos cuando no tienen capital. Muchos emprendedores detienen sus emprendimientos cuando se le presentan los primeros obstáculos.

 Muchos emprendedores detienen sus emprendimientos cuando las cosas se le comienzan a poner difíciles, y muchos emprendedores abandonan sus emprendimientos cuando se desaniman.

Desanimarse por cualquier motivo es lo más fatal que le puede pasar a un emprendedor, pues así exista capital, si estas desanimado no vas a empezar nada. Si estás desanimado no superaras los primeros obstáculos que se te presenten. Si estás desanimado no lograras sobreponerte cuando las cosas comienzan a ponerse difíciles. Estar desanimado para cualquier emprendimiento o realizar cualquier actividad te conlleva a no lograr nada o a que las cosas no te salgan bien.

Por  muy  simple que vayas a realizar determinada actividad, por muy cotidiana las actividades que realices, si lo haces con desanimo nunca te saldrán de la mejor manera, pues haces las cosas sin ganas y sin amor a lo que haces.

El desánimo influye en tu mente, que todo lo que te propongas los ves de manera negativa. Una persona desanimada piensa que no vale la pena hacer nada, que nada va a cambiar y todo será igual, se siente más desanimada por todo lo que sucede en su entorno o de determinada situación económica, que lo que puede hacer a nivel personal o familiar para salir adelante, a la final la persona desanimada cae en el conformismo enfermizo, pues sabiendo que puede mejorar su situación económica y proponerse emprender algo, no lo hace, se queda estático, esperando que algo suceda o cambie su situación.

El desánimo es peligroso, es más peligroso que la misma envidia, el egoísmo y el chisme. Aunque una persona envidiosa, egoísta y chismosa es dañina, más peligrosa es una persona desanimada. El desánimo es silencioso e invisible, que se penetra hasta el rincón más escondido de nuestra mente y hace que nuestra mente le obedezca al desánimo.

El desánimo puede llevar a una persona a la depresión, a no tener fe ni esperanza en nada, la vida no tiene sentido, lo cual es peligroso, pues puede atentar contra ella misma al no encontrarle sentido a nada. 

El desánimo empieza cuando las cosas no salen como nosotros queremos, pensamos que nada puede fallar, pero el solo hecho de imaginar y pensar algo y llevarlo a la realidad, muchas cosas pueden suceder y todo ese camino planeado se puede venir al suelo y llega el desánimo.

Sin embargo, una persona emprendedora, con ganas de salir adelante, puede desanimarse al momento pero sigue en la batalla, y la ley es seguir adelante, perseverar hasta vencer. Aunque perseverar es insistir hasta lograr obtener lo que deseamos, es importante entender que para evitar el desánimo, hay que perseverar por diferentes caminos, pues si haces todo el tiempo lo mismo y no obtienes resultados, ya no es perseverar, es necedad, terquedad, y al no obtener resultados viene el desánimo.

Emprender algo en la vida no es fácil, se van a presentar obstáculos, envidias, mal entendidos, egoístas, se van a presentar personas que buscaran desanimarte, siempre abra alguien que te dirá: “lo que estás haciendo no da o no sirve” y muchas cosas más; pero si crees en lo que haces y te armas de valor, tenacidad y firmeza lograrás lo que deseas y si te caes vuelve a empezar, que cada caída es una experiencia, la cual puedes mejorar, lo importante es que no te invada el desánimo.

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