Toda
acción comienza con un pensamiento o idea la cual puede ser para que salgan las
cosas bien o para que no salgan las cosas como nosotros pensamos, hacemos cosas sin pensar, por emoción, las cuales no nos llevan a ninguna parte, la vida
está llena de mucha rutina y la mayoría de las cosas las hacemos casi en piloto
automático.
Generalmente
la rutina de un empleo y las obligaciones del hogar son actividades que se
realizan automáticamente, sin pensar. La mayoría del tiempo de nuestras vidas
no pensamos realmente, porque la mayoría de las actividades que realizamos son rutinarias
no existe un esfuerzo mental para hacer lo que tenemos que hacer.
Si
nos conformamos con lo que hacemos y con lo que tenemos no existe razón alguna
de pensar en algo diferente que nos saque de esta comodidad o zona de confort,
pues la mente se acostumbra a vivir bajo esta comodidad, bien sea que viva o no
viva en la pobreza.
Todos
los seres humanos queremos progresar, de alguna u otra manera queremos
progresar, sin embargo, no encontramos la manera de cómo hacerlo, y más aun los
que viven sumergidos en la pobreza. Pareciera que no existe un camino a seguir
o una guía que nos indique ese camino tan deseado como es el camino del progreso
y la prosperidad.
Lo
que debemos entender e internalizar, es que el progreso y el éxito es un
proceso, que no está escrito, pero que debemos inventarlo y realizar una serie
de acciones de manera correcta, empezando por pensar de manera correcta en que
es lo que deseamos o soñamos.
Progresamos
y vamos logrando éxitos a medida que estudiamos, nos graduamos como
profesionales y conseguimos un empleo. Al conseguir un empleo la mayoría se
conforma y se queda ahí por unos 30 años aproximadamente. Otros dicen, no me
conformo con trabajarle a otro por 30 años, quiero seguir progresando, y son estos los que
queremos seguir progresando los que no encontramos el camino y luchamos por
hacer el camino hasta lograr lo que queremos.
Hacer
el camino no es fácil, pero tampoco imposible, todo se alcanza si logramos
pensar de verdad en eso que realmente deseamos, pero para hacer eso debemos
gobernar con carácter nuestra mente. Primeramente nuestra mente es perezosa y
si no le ordenas a la mente con claridad y con un propósito, pues la mente no
se motivará y no se hará nada de lo que deseamos.
Debes
gobernar tu mente, exigiéndole acción, disciplina, esfuerzo, perseverancia,
pues es a la mente a la que debes dominar y no al cuerpo ni alma, si dominas tú
mente y la pones al servicio de un propósito, dominaras al cuerpo y al alma y
por ende lograras el éxito y el progreso.
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