miércoles, 3 de octubre de 2018


Cuando nos acostumbramos a una rutina de vida, a cumplir por 30 años un empleo, a cumplir con las obligaciones del hogar y no hacer algo distinto a lo que hacemos en la vida, caemos en lo que se llama zona de confort.

Al estar en esta zona de confort, es difícil salir pues te sientes cómodo con lo que tienes y haces, y sientes que no te hace falta más nada, es decir, caes en un conformismo, te conformas con lo que tienes y haces, a pesar de que no sean las mejores condiciones de vida en las que vivas.

Sabemos que no tenemos adecuadas condiciones de vida y calidad de vida, cuando no cubrimos las necesidades básicas que debe tener todo ser humano, como es una buena vivienda, buenos servicios de agua, luz, aguas negras, y servicios conexos como lo es el transporte, la educación y la salud. Muchas personas viven en malas condiciones, independientemente que seamos profesionales o no profesionales.

Nos conformamos con estar afanados todo el día, luchando con la pobreza y con el mal vivir, pensamos que esa situación de pobreza en la que vivimos es normal y no hay manera de cambiarla, pero no la cambiamos porque primero la mente está acostumbrada a este mal vivir y segundo no tenemos el propósito de cambiar y mejorar esta situación.

Si vivimos por años en un sector, barrio o urbanización donde los servicios son pésimos, pues pongamos como un propósito, mudarnos a un sector donde los servicios sean mejores, ¿Qué no puedo? ¿Qué para allá viven los ricos? ¿Qué no puedo dejar mi barrio? ¿Qué es muy caro comprar? ¿Qué es muy caro el alquiler?. Si analizas estas cosas, no son más que excusas, obstáculos mentales que no te dejan avanzar. No te has propuesto ni pensado en cambiar la situación cuando ya estás diciendo que no, te pones limitaciones y no haces el menor empeño de averiguar si lo que te dice tú mente es verdad.

Si se puede cambiar una situación de pobreza por una de mejor calidad de vida, si se puede mejorar una buena situación por una extraordinaria situación, si se puede pasar de una mala vida a una excelente vida, todos es cuestión de actitud y proponerse a mejorar nuestra calidad de vida.

El propósito te debe motivar y animar a mejorar, imaginarse estar viviendo una buena vida es lo que puedes hacer, pues debes decirle a la mente que es lo que quieres y deseas cambiar.

Un propósito negativo que no te inspire no moverá la mente a la acción, ¿Será que puedo? ¿Será que lo puedo hacer? ¿Si se podrá? Este tipo de pensamiento lo que hace es darte flojera y pereza para iniciar un cambio en tú vida. La vida se trata de decisiones y se deben tomar decisiones firmes si quieres cambiar, mejorar y progresar, pero todo en base a un propósito  o a una meta.

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