Nacemos
sin miedo. Somos niños y no le tenemos miedo a nada. Los niños se atreven a
realizar muchas cosas y no les da miedo. A medida que vamos creciendo el miedo
se va presentando en nuestras vidas por múltiples razones, en la mayoría de las
veces inculcado por nuestros padres cumpliendo con su deber de cuidarnos, ellos
hacen todo lo posible por sembrarnos valores, normas y principios para lograr
ser unos buenos ciudadanos.
Miedo
tiene hasta el más pinta’o en la vida, sin embargo; el miedo que tenemos intrínseco
a la hora de hacer algo distinto a lo que venimos haciendo no nos deja avanzar.
Si tenemos un empleo fijo, tenemos miedo de renunciar o de que nos despidan
pues nos asustamos y realmente no sabemos qué hacer si por cualquier
circunstancia perdemos ese empleo.
Si se
trata de hacer una pequeña inversión para que nos deje una pequeña ganancia,
nos invade el miedo y nos ponemos a pensar muchas cosas en torno al dinero que
se va a invertir, preguntas como estas surgen en nuestras mentes: ¿Sera que da
ese negocio? ¿Y si pierdo mi dinero? entre otros muchos pensamientos que pasan
por nuestras mentes.
Debemos
internalizar que todo en la vida no es color de rosa, en la vida debemos asumir
riesgos así sea con miedo, por el contrario, no vas a aprender ni a tener
experiencia que contar en la vida. Que hiciste algo y no te salió como querías,
pues eso es aprendizaje, eso es experiencia en la vida, y si por otro lado logras
lo que te propusiste, pues es un éxito, también es una buena experiencia y por
supuesto un aprendizaje.
Muchas
veces pensamos en hacer cosas que nos pueden ayudar a progresar y no las
hacemos porque nos invade el miedo, tenemos determinado dinero acumulado y no
sabemos qué hacer con dicho dinero, pero a la final no hacemos nada y lo
gastamos en otra cosa menos en lo que pensamos, pues el miedo y la firmeza en
la toma de decisiones hace que no avancemos hacia lo que queremos lograr.
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