Generalmente
las personas no saben por dónde empezar el camino a la prosperidad.
Estudiamos, nos graduamos y comenzamos a laboral en una empresa
pública o privada o por nuestra propia cuenta. Lo mismo le sucede a
una que persona que no sintió motivación por estudiar, tiene que
trabajar para poder mantenerse. Sin embargo, ese largo camino laboral
lo que nos lleva es a ser conformes y acostumbrarnos a un determinado
tipo de trabajo y de rutina, pero necesariamente no te lleva a la
prosperidad.
Una
persona independientemente que estudie o no estudie, no sabe cómo
iniciar el camino a la prosperidad, a la riqueza. Esto es
comprensible, nadie nos ha dicho o indicado cual es el camino. Este
camino no se enseña en la escuela ni en la universidad. No estamos
preparados para concebir la prosperidad o la riqueza como un estilo
de vida, y la mayoría no piensa en hacerse rico. Solo lo piensa por
momentos en
la riqueza, pero no se compromete, no la tiene como propósito.
Unos
de los principales pasos que debe dar una persona para lograr empezar
en el camino de la prosperidad o cambiar su estilo de vida, es entrar
en proceso de conversación interna, iniciar un proceso de
conversación interna, donde debes escuchar tú corazón. ¿Qué dice
tú corazón? ¿Realmente quieres cambiar tu estilo de vida?
¿Quieres cambiar la situación en la que te encuentras? Se trata de
un proceso de reflexión, concientización y aprobación interna, en
donde tienes que tomar la decisión de cambiar tú estilo de vida.
De
lo contrario no tiene sentido lo que hagas, porque no vas a llegar a
ninguna parte. Simplemente vas a estar como la mayoría de las
personas, conforme con lo que tienes, laborando por un periodo de
treinta años, esperando a que llegue la jubilación y la vejez.
Si
realmente crees que puedes cambiar tu vida por un mejor estilo de
vida, y estas dispuesto a comprometerte contigo a lograr la
prosperidad, a salir de donde te encuentras, el segundo paso es
insertarse en un proceso de planificación personal y financiera que
te lleve a coronar la prosperidad. Diseñar y ejecutar todo un plan
financiero, con su respectivo control y seguimiento, no en la mente,
con papel y lápiz en la mano, en donde plasmes todas las acciones a
seguir para alcanzar la tan ansiada prosperidad. Esas acciones deben
estar atadas a una meta, en donde a la vez se indique el tiempo de
logro de la misma. De no lograrse la meta, debes indicar o explicar,
él porque no se logró alcanzar la meta programada.
Si
estás decidido a mejorar tu calidad de vida, y te sientes
comprometido contigo para llevar a cabo tan importante labor, aunado
a un buen plan financiero de largo plazo, las probabilidades de
alcanzar la prosperidad son altamente positivas.
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