El
transcurso de la vida cometemos muchos errores. Algunos de mayor magnitud,
otros de menor magnitud. Algunos errores marcan nuestras vidas, otros afectan
nuestras emociones y sentimientos que en muchos de los casos, pueden llevar
hasta una depresión y desánimo.
El
ser humano está formado para ser competitivo. En la escuela te dicen que tienes
que ser el mejor, que las notas no pueden bajar de veinte puntos, un diez es
catalogado para un mal estudiante. Un error o una mala nota es sinónimo de
idiotez. En el transcurso de la vida profesional, al conseguir un empleo la
mayoría de los profesionales se preocupan por ser el mejor, ser competitivos
entre sus compañeros de trabajo, y la mayoría en vez de enseñar lo que hacen es
recriminar.
La
mayoría de las personas no ven los errores como un aprendizaje. No analizan el
error y no tratan de pensar porque cometieron el error. Muchas personas hacen
cosas que no quieren hacer, pero como no tienen dominio sobre sí mismo, hacen
lo que no deben.
Los
errores hay que analizarlos, equilibrarlos y corregirlos. De nada sirve andar
quejándose y lamentándose por el error cometido. Pero es necesario aprender de
los errores. Un error que cometemos los emprendedores es gastar el capital de
trabajo y hasta las ganancias, para después estar quitando dinero prestado para
seguir adelante.
En
la vida tenemos que aprender a administrar nuestros negocios, tener disciplina
y orden es fundamental para prosperar. Es necesario llevar el registro de
ingresos y gastos mensuales bien sea a nivel personal como del negocio. Muchas
veces le dejamos estas cosas a la mente, y todas las cuentas las tenemos en
mente, resultando ser que muchas que se olviden y no se tengan las cuentas claras.
Los
grandes empresarios e inversionistas dicen, que si los pequeños emprendedores
no saben administrar un pequeño negocio, menos van a lograr administrar un gran
negocio.
Analizar
los errores, corregirlos y aprender de ellos es la base fundamental para lograr
la prosperidad.
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