viernes, 23 de marzo de 2018

Los psicólogos dicen que las decisiones bien sean personales o de negocio no deben tomarse desde el punto de vista emocional. Estar emocionado significa estar acelerado mentalmente a tomar las decisiones sin pensarlo detenidamente.

Muchas personas toman decisiones personales emocionadas, especialmente en el amor, en el convivir con otra persona y no les ha ido bien. Se emocionan sentimentalmente y todo lo ven color de rosa, sin analizarse mutuamente el tal para el cual. 

La mayoría de estas decisiones terminan en un fracaso. Lo mismo sucede con los negocios o emprender por emoción. Las emociones no te dan seguridad de lo que haces, no sabes si el negocio es bueno o malo, la mente emocionada te dice que es bueno, pero a ciencia cierta no sabes si invertir o crear cierto negocio es realmente una buena inversión.

Las buenas decisiones salen del alma y del estudio pormenorizado de determinada situación. Tomar decisiones en el campo del amor como de los negocios sin emocionarse, es la mejor decisión que puede hacer una persona. Tanto en el amor como en los negocios se deben estudiar y analizar para ver si es conveniente o no realizar determinado hecho.

Realizar determinada inversión sin estudiar o investigar el mercado, determinar si es rentable o no, analizar a la competencia, y dejar dicha inversión a la mente emocionada, es como inscribirse en un maratón sin ser maratonista. Lo mas seguro es que se desvíe para la casa a descansar o termine el maratón en una ambulancia.


Las emociones te ayudan a empujar esas decisiones difíciles, pero no lo dejes todo en manos de ella, porque luego vendrán las lamentaciones y cargos de conciencia, por no haber estudiado e investigado racionalmente lo que nos proponíamos realizar.    

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