Cuando
no sabemos lo que queremos en la vida, cualquier camino es bueno para
seguir. No le prestamos atención a la planificación y en muchos
casos andamos a la deriva sin saber qué rumbo agarrar, estamos
prácticamente improvisando la vida y se podría decir que
desaprovechando el tiempo.
La
mayoría de las personas no tienen un proyecto de vida que los
conlleve a lograr la prosperidad, simplemente viven el día a día,
sin pensar en mejorar la situación en la que se encuentran, que en
la mayoría de los casos no es la mejor.
Si
queremos lograr nuestras metas, es necesario comprometernos con las
mismas. La fuerza de voluntad no basta, es necesario tener un
propósito de vida y generar compromiso con dicho propósito, de lo
contrario no se lograran las metas. La mayoría de las personas no se
comprometen con la prosperidad, no se comprometen con tener una mejor
calidad de vida, y menos aún no se comprometen con la riqueza.
A
muchas personas le da miedo la riqueza, por eso no la buscan.
Prefieren no hacer nada en cambiar la situación, pues se conforman
con lo que tienen y como viven. Si todo el tiempo haces lo mismo, no
pretendas que las cosas van a cambiar. Tenemos que generar cambios de
superación en nuestras vidas, para que comiencen a verse cambios
positivos, de lo contrario nos arropara la vejez, siendo tarde para
tomar acción.
Si
te propones lograr la riqueza, ten la seguridad que la lograras si te
comprometes con ella. Así mismo, sucede con los emprendimientos, si
te comprometes en llevar tu emprendimiento a la realidad, ten la
seguridad que lo lograrás. Pensar y pensar en hacer, y no hacer
nada; es como arar y arar y no sembrar.
Una
de las cosas más difíciles en la vida es la prosperidad, la riqueza
y más difícil es cuando no tenemos el propósito ni el compromiso
de alcanzarla.
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